El entorno que acompaña al ser humano en su etapa de crecimiento y desarrollo marca de manera natural y determinante sus hábitos y costumbres para el resto de su vida, por eso es ideal empezar a tener una educación en sentido financiero desde la infancia, manejar términos y conceptos básicos desde temprana edad, conocer cómo se gana y administra el dinero, crear conciencia sobre la importancia de una adecuada economía personal y lograr con esto un bienestar sostenible. Sin embargo, no siempre ponemos en práctica lo anterior y tomamos decisiones que afectan nuestra salud financiera; pero no nos preocupemos, estamos a tiempo para empezar a conocer sobre educación financiera.

Existen conceptos básicos, esenciales, mínimos que debemos manejar con claridad, aunque habrá muchos más que seguramente necesitaremos conocer a medida que vamos avanzando en nuestro camino hacia el progreso económico. Iniciaremos con los siguientes conceptos:

¿Qué es el ingreso?  Es todo lo que recibimos por un trabajo, inversión u otro concepto (salario, ganancias, utilidad, dividendos, jornales entre otros) durante cualquier periodo de tiempo.

¿Qué es el consumo? Son todos los gastos en que incurrimos para satisfacer nuestras necesidades. Tales como manutención, servicios públicos, educación, transporte, gastos médicos, diversión entre otros.

¿Qué es el ahorro? Es la porción de los ingresos que no gastamos y que guardamos para un futuro; es aplazar o retardar el consumo con un propósito. Si el ahorro lo mantenemos en un banco, este nos ofrecerá una pequeña compensación (interés) por hacerlo.  Sin embargo, en cuanto tengamos una oportunidad es recomendable convertir nuestro ahorro en una inversión, porque de seguro tendremos una mejor rentabilidad.

¿Qué es la inversión? Es la porción de los ingresos que no gastamos y cuyo uso postergamos por la promesa de obtener una utilidad en el futuro. La ganancia dependerá del nivel de riesgo asumido y el tiempo en que estemos dispuestos a mantenerla. Por ejemplo, entre más riesgo asumimos, más ganancias podríamos obtener.

¿Qué es el endeudamiento? Es el conjunto de deudas, créditos u obligaciones que contraemos con un tercero, generen o no pago de intereses. Es importante saber cómo determinamos nuestra capacidad de endeudamiento: Dividimos nuestras deudas (obligaciones totales) entre nuestros ingresos mensuales, el resultado lo multiplicamos por 100 y obtenemos el porcentaje de capacidad de endeudamiento. Así sabremos en qué nivel estamos y si nos ubicamos o no por encima de la media aceptada (máximo de un 35%). (Asobancaria, s.f.)

En diferentes portales puedes encontrar mucha información sobre educación financiera y consejos ideales para llevar una economía saludable, pero la realidad es un poco más compleja,  pues en cada caso hay muchas variables a tener en cuenta, particulares y/o generales como el contexto del país o región donde te encuentres radicado; como lo hemos venido sosteniendo es importante tener un marco o estándar en el cual referenciarnos y a partir de cada caso en particular ir adecuando nuestra economía.

Imagina tus ingresos como esa bolsa a distribuir entre varios conceptos, y de la responsabilidad con que lo hagas dependerá tu avance en este sentido. Te mostraremos un ejemplo ideal, un estándar dado por expertos en economía sobre cómo deben distribuirse los ingresos de una persona promedio:  

·                     60%

·                      Consumo (Gastos Personales y otros)

·                     20%

·                      Ahorro e Inversión

·                     20%

·                      Pago de Obligaciones

Fuente: Instituto de Finanzas y Empresas

Como modelo que es, tiene sus excepciones y puede ser ajustado a tu realidad. Para lograrlo te recomendamos entre otros, tener estos ítems en cuenta:

  1. No gastar más de lo que ganas. Por obvias razones saboteas tus finanzas si no tienes el cuidado de controlar tus gastos, las deudas se apoderan de tu economía personal y entras en un círculo vicioso muy difícil de romper.
  2. Evitar comprar a plazos. Si lo haces debes asegurarte que el valor del articulo y la financiación no afecten dramáticamente tu presupuesto, lo que se compra a crédito también debe pagarse y con intereses no lo olvides, modera tu nivel de endeudamiento.
  3. No vivir con las tarjetas de créditos. Pagar tus gastos básicos y cotidianos con ellas desequilibra cualquier presupuesto y con ellas es fácil perder la conciencia de lo que se gasta. Adicionalmente los intereses son altísimos y aunque pagues a 1 sola cuota, las fechas de corte te obligarán siempre a estar endeudado, razón por la cual creas un peligroso ciclo de pagar-endeudarte-pagar y si en cualquier momento no puedas cumplir, colapsan tus finanzas.
  4. Ahorrar el 20% de tus ingresos. Esto es un gran logro, te sugerimos iniciar por un 5% e ir incrementando mensualmente este porcentaje para crear el hábito. Usa una cuenta de ahorros diferente a la que usas para tus ingresos, esto evitará que tomes ese dinero por descuido u olvido. Ponte metas claras y a mediano plazo sobre lo que harás con los ahorros, si lo destinas a emergencias o si lo proyectas para convertirlos en una inversión.  Siempre será mejor tener una inversión pues esta tiene como finalidad generar utilidad.
  5. Finanzas en pareja. Si vives en pareja, debes administrar tus finanzas junto con el (ella), de común acuerdo deben hacer un solo presupuesto y asegurarse siempre ajustarse a este. Recuerda que la salud financiera contribuye en gran medida con la salud de las relaciones de pareja. (Instituto de Finanzas y Empresas, 2014)

En este Blog seguiremos insistiendo en las diferentes maneras de formarnos económica y financieramente, ampliaremos estos conceptos y profundizaremos en las diferentes teorías y sus aplicaciones en el diario vivir, con la finalidad de entender que la estabilidad y avance en este sentido es cuestión de sanos hábitos y adecuadas decisiones financieras.

Escrito por Marta Montero Gómez